Reseña del Libro ‘ABIERTO A TODAS HORAS’ de Félix de Azúa

ABIERTO A TODAS HORAS es una obra literaria del autor Félix de Azúa. Durante un año entero, el autor se dedicó a escribir palabras verdaderas, enfrentándose a la tarea diaria como un antiguo trabajador de las canteras de Carrara. El libro relata las experiencias y reflexiones de Azúa en su ardua travesía para crear un texto honesto y fiel a sus emociones, aun cuando algunas veces sintió que sus palabras resbalaban como grasa atacada por detergente. A través de este proceso, el autor revela la lucha interna de un escritor que busca la verdad en cada palabra que escribe.

Nombre del Libro Autor Idioma Original
ABIERTO A TODAS HORAS Félix de Azúa Español

El Autor: Félix de Azúa

Félix de Azúa es un reconocido autor español, conocido por su estilo literario único y su capacidad para explorar las profundidades de la condición humana. Su obra a menudo toca temas complejos y profundos, y su enfoque en ‘ABIERTO A TODAS HORAS’ no es diferente. En este libro, Azúa se involucra en una reflexión intensa sobre el acto de escribir y la búsqueda de la verdad en sus propias palabras.

Trama de ‘ABIERTO A TODAS HORAS’

La trama de ‘ABIERTO A TODAS HORAS’ gira en torno a la experiencia personal de Félix de Azúa mientras se embarca en una misión de un año para escribir palabras verdaderas cada día. Él compara esta experiencia con la tarea extenuante de los antiguos trabajadores de las canteras de Carrara, quienes tallaban el mármol con la esperanza de contribuir al arte renacentista, solo para darse cuenta de que estaban creando un paisaje impresionante que descendería hasta el corazón de la tierra. A través de esta analogía, Azúa explora la lucha constante del escritor entre la inspiración, la autenticidad y la realidad.

Resumen del Libro

Durante un año traté de mantener una sana esperanza y no escribir sino palabras verdaderas. Todos los días, sin descanso, me deslomé como los antiguos trabajadores de las canteras de Carrara, los cuales creían estar proporcionando bloques a los grandes escultores del renacimiento cuando, en realidad, estaban tallando el paisaje más bello de Italia, un abismo blanco de escalones de mármol que desciende hasta el corazón de la tierra. Paisaje, por cierto, que se divisa desde el tren. Así un año entero, sin descanso, como un galeote. Algunos días mis palabras resbalaban sobre el éter como grasa atacada por detergente y comprendía que aquellas frases no eran verdaderas y que si las miraba más de cerca no me las creía ni yo. En ocasiones tenía que decir insensateces o trivialidades para no mentir, balbuceando como un chiquillo que no se sabe la lección. Alguna vez me parece que incluso traté de silbar. En fin, hice el ridículo.

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